Dos años y medio.

Comienza la cuenta atrás.

Cada vez vivir aquí es más insoportable, contínuas peleas y discusiones, restricciones absurdas, acusaciones sin sentido ni pruebas, miles de cosas echadas en cara que no vienen a cuento y un ambiente que parece más de guerra que de familia.

Poco a poco se va haciendo más sólida la idea que empezó a formarse hace ya más de un año, esa idea que en un principio parecía una ensoñación más, típica de este loco cazador de estrellas, pero que a base de palos, discusiones y malos rollos ha ido cuajando: irme de aquí.

Siempre con pegas a lo que hago, siempre tengo algo de culpa, siempre es lo que digáis, sin ceder ni un ápice. Mientras siga viviendo en esta casa, tendré que hacer lo que vosotros digáis, que para eso me mantenéis, cuando yo viva solo, ya podré hacer lo que quiera, pero como no es así de momento, he de aguantarme. El mensaje es bastante claro, sé que sobro, sé que queréis que acabe la carrera y empiece a trabajar, nada de vaguear. Yo también quiero.

Superar febrero y junio de segundo, conseguir el B1 o B2 en francés, aprobar tercero y, mientras tanto, ir consiguiendo algo de dinero para ahorrarlo, ya sea con algún mini trabajo en verano, o a base de vender artesanías, como hasta ahora. Irme a cursar cuarto a Francia y hacer allí el proyecto de fin de carrera, para volver con una estancia en el extranjero, un proyecto en otro idioma, la carrera acabada y algunos ahorros bajo el brazo. Y entonces, largarme.

Sé que voy a necesitar suerte. Muchísima suerte. Y también sé que voy a tener que esforzarme como nunca, que voy a tener que renunciar a muchas cosas, que va a ser una época muy dura, y que no siempre voy a encontrar el norte. Sé que voy a tropezar muchas veces, pero también sé que debo levantarme. Sé que puedo hacerlo. Sé que en estos dos años y medio puedo hacer muchas cosas. Y que, al final del desafío, está aquello que busco: la libertad.


Mamá, papá, Irene, no desvaneceréis mis sueños, me saldré con la mía. Profesores cabrones, capullos de la vida y demás preciosidades que intentan ponerme trabas en el camino, esta vez no pienso perder la batalla. Musas, amigos, lectores y demás seres que siempre me recodais quién soy y qué puedo hacer, no me dejéis solo, por favor.

No tenéis ni idea de lo alto que puedo volar...