Este año ha sido todo un desafío para mí. Me he visto inmerso en mil y una situaciones que, aunque algunas han sido bastante duras, me han ayudado a formarme y crecer como persona: Inestabilidad sentimental, épocas de exámenes, ruptura amorosa, problemas de salud de familiares, el olor del fracaso impregnando muchos de mis sueños, el primer verano estudiando, tener que establecer igualdad entre lo que uno quiere y lo que de verdad le apetece, distanciamiento de amistades y tropezones por la vida.
Sin embargo, no todo han sido cosas malas. He descubierto otros aspectos de la vida, he triunfado en algunas de mis metas personales, he pasado momentos inolvidables con mis amigos, a los cuales tengo tanto que agradecer... (sí, va por vosotros, ambientologuillos), he conseguido crecer como persona, he conocido este verano a gente muy especial (va por la peña mágica malagueña), he comenzado un nuevo curso en la facultad en el que estamos todos muy unidos y, para terminar, he conocido a una personita bastante curiosa e interesante que ha ido cobrando importancia en mi vida desde finales de agosto (cosaaaa ^___^).
Así que no os quiero pedir nada material. Simplemente, me gustaría poder seguir compartiendo momentos tan geniales con mi gente, seguir creciendo interiormente, que a ninguno de los míos le falte lo básico para vivir, que los días interminables pateándonos Granada para acabar a las 21:00h con un dolor de pies mortal sigan siendo tan especiales y algo que sí que me hace falta: tiempo. Tiempo para poder seguir adelante con todo lo que tengo en mente, que no es mucho, pero tampoco es poco.
Espero que esta noche os acordéis de pasar por casa. Habrá licores y mantecados para vosotros, y un cubo con agua para los camellos.
Un saludo,
Pablo L.
A todos los lectores de este blog... Feliz año nuevo.
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