sábado, 12 de marzo de 2011

Reír será un lujo

El frío se hacía notar, los copos de nieve danzaban a mi alrededor, el mundo entero se congelaba cuando de pronto apareció ella.

Ella, la musa de nombre frío, pero de amistad radiante. Como siempre, vino hacia mí y, con su sonrisa característica, se sentó a mi lado, desplegó su manta de pensamientos, me arropó con ella y nos pusimos a hablar...

En este mundo en el que vivimos todo es una carrera de obstáculos, una serie de pruebas unas tras otras que forman ese juego caprichoso y maravilloso que es la vida. Ambos coincidimos en que hay un truco que nos permite disfrutarlo más aún: la felicidad.

Y... ¿qué es la felicidad? Es ese conjunto de acciones y formas de pensamiento, esa magia que inunda tu cuerpo si abres tu mente y no permites que ésta te imponga fronteras.

No tiene sentido amargarse por los males del mundo entero, no vamos a solucionar nada haciéndolo, aunque sin embargo tal vez encontremos la solución si nos movemos, si nos levantamos, si luchamos.

No tiene sentido hundirse, no se puede tocar el fondo sin mirar arriba: tan sólo ahí está la luz de la esperanza. Recordemos que caer está permitido, pero levantarse es una obligación.

No tiene sentido aparentar alegría cuando uno siente tristeza, a veces uno se siente mejor después de un buen rato de llanto y ve las cosas mucho más claras al secarse las lágrimas.

Mi musa también me dijo que merecía la pena seguir los instintos, que había que buscar la felicidad, que la llave del baúl de la felicidad está escondida en la Torre más alta del castillo del Egoísmo, oculto bajo un mar de agua procedente de las lágrimas de todas las personas del mundo al que sólo accedemos en ciertas ocasiones.



Por eso, juega a vivir, lucha, fracasa, llora, húndete, toca el fondo y, una vez allí, bucea hacia adelante, pasa por el monte de los Arrecifes, el lago de las Diatomeas y gira a la derecha. Avanza hasta llegar a la casa del pez Luna, asómate a su balcón y mira hacia abajo: verás un abismo. Sumérgete en él y allí encontrarás el castillo. Tus sentimientos son la llave que abrirá todas sus puertas, sube las escaleras y detente ante la puerta de la Torre. ¿Estás listo para alcanzar la felicidad? Abre la puerta, destapa el baúl, cógela y medita.

Te darás cuenta de que el secreto de la felicidad está en encontrar las cosas pequeñas de la vida que merecen la pena: una flor, una mirada, una charla, una café, una amatista, una sonrisa...

Toma aire y sube a la superficie. Renace de nuevo para triunfar esta vez.


Querida musa, gracias por todo, por escucharme, por aconsejarme, por confiarme el secreto de la felicidad, gracias de verdad... Reír será un lujo que olvide cuando te haya olvidado.

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