Querido paje de Sus Majestades los Reyes Magos de Oriente, espero que haya pasado un buen año y que esté ansioso por la mágica fecha que se avecina.
Lo primero, disculparme por el retraso con la carta, lo sé, soy un desastre, pero es que estos días han sido un caos total... entre que he pasado las Navidades fuera de casa y anteriormente he estado hasta arriba de exámenes, ni me he puesto a pensar. Además, algunos de sus compañeros son un poco pesados, que me insisten demasiado con la carta y se me quitan las ganas. No es que no la escriba porque me de pereza, ni porque me parezca una chorrada, sino porque me condicionan el contenido de la carta. Escribir (hasta una carta a alguien tan especial como los Reyes de Oriente) es un impulso, un algo que nace de uno mismo, ese arrebato de las musas que se le meten a uno en la cabeza, lo llenan y no salen hasta que se vacía plasmando las ideas por medio de la palabra escrita.
Lo sé, soy rebelde, no me gustan los condicionamientos en el arte, en cualquiera de sus manifestaciones, como la fotografía, la pintura, el teatro o, como en este caso, la escritura. Ese paje de reglas inquebrantables que usted conoce tan bien, de su misma edad más o menos, insiste en que escriba la carta como cuando tenía cinco años, con su lista de cosas buenas y malas, todas en orden, lo bueno en un párrafo y lo malo en otro.
La cosa ha cambiado, y ya no puedo decir que hago rabiar a Angelita, que tres veces al día hago llorar a mi hermana, no puedo mentir diciendo que saco todo sobresaliente, aunque es cierto que en las prácticas de Biología los sigo sacando, todo sea dicho... No puedo decir también que tengo el cuarto muy desordenado, ni que contesto demasido en casa... ya no puedo decir las cosas de antaño.
Como no puedo decir todas esas cosas, tengo que hacer las cartas ahora de otra forma, no sé si será mejor o será peor, pero he cambiado... El tiempo y la vida nos van arañando lentamente, puliéndonos en algunos aspectos y rayándonos en otros. He cambiado, he crecido, poco a poco me voy transformando, pero sin dejar mi esencia que es lo importante. Por eso, quizá por eso, las musas me están dando ya hasta porrazos en la cabeza y me dicen que por una vez al año, me deje llevar por las arenas del tiempo, y vuelva atrás. Es decir, que me enfrente a la Balanza de la Justicia un año más.
Cierto es que no soy el petardo de hace unos años, ya Angelita tiene su tensión normal y todo, no mancho de cola y pintura las camisetas con el famoso mejunje Art Attack, ni me peleo tres veces diarias con mi hermana, aunque si paso más de tres horas diarias con ella -cosa que no ocurre mucho- salta ese mal genio que nos caracteriza, que a veces hace aflorar esa rama de verdulero y pescadera que teníamos de pequeños. Sí, seguimos conservando esa potencia de voz que supera los decibelios de las discotecas. Tampoco se libran mis padres, que alguna de mis contestaciones y alguno de mis cabreos se han llevado.
No diré en esta carta -como cuando tenía cinco años- que he sido bueno, que limpio la casa, que ayudo cuando puedo, que pongo y quito la mesa, que barro y friego el patio, ni tampoco diré -porque eso lo ponía de pequeño para rellenar espacio cuando las acciones malas superaban las buenas- que soy bueno en clase, que estudio mucho, que ordeno mi cuarto...
Sin embargo he de decir que quiero mucho a la gente que me rodea, mis padres, mi hermana, mis tías, y a algún otro personajillo que se ha colado en mi vida... Todos ellos me hacen reflexionar, abren mis horizontes, impulsan mi creatividad, me abren los ojos y me enseñan las reglas en este juego llamado vida. También debo comentar que día a día intento ser mejor en todos los sentidos: en las relaciones con mis seres queridos, en mi forma de ser, con el orden de mi cuarto (tita África y mi madre estarían encantadas de oír estas buenas intenciones con el orden, hágaselo saber, aunque también comenteles que del dicho al hecho... hay un pequeño trecho). También intento ir al día con mis estudios, algo complicado en mi carrera, pero bueno, si he luchado hasta aquí, no voy a dejar ahora las armas...
Como este año estoy poco caprichoso, tampoco es que busque algo en concreto, aunque como usted me comentó en una charla, le escribiré algunas ideas, por si iluminan su mente en estos últimos días... Siempre he sido algo tiquismiquis con los calendarios, ya sabe de otros años que me gusta ese tipo de calendario de doble página, con una foto o imagen arriba, y el mes dividido en cuadritos grandes abajo en los que se puede escribir. Si quiere algo más concreto, el Calenario de las Brujas 2011 sería ideal, llevo dos años comprándolo y me encanta el diseño (está en Babel). Otras opciones son alguna agenda, que nunca viene mal, alguna colonia... También le habrán comentado sus Majestades los Reyes Magos de Oriente que ando metido organizando un blog de complementos... algo para las manualidades nunca viene mal, como cajas clasificadoras o cualquier otra cosa relacionada con las manualidades. Y cómo no, algo para los niños necesitados, no se el qué. Necesitaría algo tan grande y tan inmenso (e inconcebible) para mejorar su situación... que no me cabe la idea en la cabeza de qué puede ser. Es que no es sólo la pobreza. Es la esclavitud en la India, las guerrillas en Colombia, la explotación de niñas en Thailandia, la enorme necesidad de recursos básicos en gran parte de África y así podría seguir una lista enorme. Todos los años pido algo y muchas personas más también, supongo que entre muchos algo podremos hacer.
También pediría, aunque tal vez me exceda... Que a todos nos vaya muy bien el año, que estemos sanos y que, pese a que habrá aversidades en el camino, que las superemos todos unidos, como hemos hecho hasta ahora. Si hay algo que he aprendido este año es que nada es imposible si uno se lo propone. Que no nos falte lo esencial, que podamos de vez en cuando disfrutar juntos de una cenita o una salida al campo todos los que cada 6 de enero nos juntamos a pasar una mañana especial y a aguantar las fullerías de Mª Ángeles y Miguel Ángel en el roscón. Aunque este año hay una persona nueva que repite del año pasado, aún nos faltan dos más, me gustaría que pudiesen venir el año que viene y sobre todo querría pedir... que todo siga igual de bien que hasta ahora.
Esta carta está llegando a su fin, pues parece que las musas se han calmado ya. Antes de despedirme, me gustaría recordarle, querido paje de Sus Majestades los Reyes Magos de Oriente, que la creación de esta carta se debe a unas breves palabras que intercambiamos hace unas noches, no se dónde ni cuando, tal vez en un sueño.
Palabras que me invitaron a escribir no por el hecho de tener que reflexionar sobre mi comportamiento a lo largo del año, ni por dar pistas sobre lo que me gustaría que me regalaran Sus Majestades los Reyes Magos de Oriente... sino palabras que me invitaron a escribir por el simple hecho de liberarme, de dedicarme a hacer algo que me gusta, de dejar fluír mi mente y, por qué no, de escribir.
Nada más que decir... tan sólo desear una feliz noche de trabajo y agradecer que esa magia de la Navidad regrese cada seis de enero a casa.
Un cordial saludo,
Pablo L.
Diciembre 2010.
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