Seno. Coseno. Trigonometría.
Arriba y abajo, una y otra vez, entre lo positivo y lo negativo. Más uno y menos uno, cóncavo y convexo, bien y mal, agua y fuego, aire y tierra, luz y oscuridad, frío y calor, alegría y dolor, lucha y abatimiento.
Las musas están confusas, luchan entre ellas dentro de mi cabeza.
Yo... me siento senoidalmente bipolar.
Por un lado, quizá en menos pi medios, está el bando de las musas lloronas, las que se sienten abatidas, defraudadas. No saben coger un arma, ni siquiera un escudo. Simplemente están todas en un rincón de la curva cóncava, llenándola de lágrimas y dolor. No encuentran consuelo, no le ven sentido alguno a la vida. Simplemente siguen adelante y me incitan a hacer lo mismo.
En el otro lado, en pi medios, están las musas guerreras, las que están en lo alto de la cima, armadas hasta los dientes y con la boca llena de ácido. Buscan pelea, quieren imponerse, son alimentadas por las energías de una señorita brillante, la musa líder. Me azuzan, no me dejan tranquilo, dicen que coja el arma y me imponga, que me una a su bando.
Y yo, como una gráfica senoidal, voy de un lado a otro, de arriba a abajo, simpre haciendo el mismo recorrido... y sin saber dónde pararme.
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